El proyecto “Ascenso de Amapas: Historias de las escaleras” ejemplifica el compromiso de ANA de revitalizar los espacios públicos y fomentar el espíritu comunitario. Esta iniciativa de arte público y restauración se lanzó para reparar las escaleras de Amapas dañadas por la tormenta, en asociación con una universidad local. Gracias a una exitosa campaña de recaudación de fondos a principios de 2023, que consiguió más de $1.3 millones de pesos, se completaron reparaciones vitales. Las fases posteriores, financiadas a través de donaciones adicionales, introdujeron impresionantes murales del artista Danyol León, quien representó íconos culturales a lo largo de la escalera principal. Esta transformación celebra tanto el arte como la accesibilidad, encarnando el esfuerzo colectivo de la comunidad.
A través de este importante proyecto, ANA reafirma su dedicación a mejorar la seguridad, promover el arte público y fortalecer los lazos comunitarios, y da la bienvenida a todos los que se unan a nuestro Ascenso de Amapas.
Puede encontrar más información sobre el muralista en el sitio web de Danyol León: http://www.danyol.com
The “Amapas Ascent: Stairway Stories” project exemplifies ANA’s commitment to revitalizing public spaces and fostering community spirit. This public art and restoration initiative was launched to repair the storm-damaged Amapas stairs, in partnership with a local university. Thanks to a successful fundraising campaign in early 2023, which secured over $1.3 million pesos, vital repairs were completed. Subsequent phases, funded through additional donations, introduced stunning murals by artist Danyol León, who depicted cultural icons along the main stairway. This transformation celebrates both art and accessibility, embodying the collective effort of the community.
Through this significant project, ANA reaffirms its dedication to enhancing safety, promoting public art, and strengthening community bonds, and welcomes all who join our Amapas Ascent.
More information on the muralist can be found at Danyol León’s website: http://www.danyol.com
Las comunidades indígenas de los bosques del centro de México veneran profundamente a la mariposa monarca desde hace mucho tiempo, considerándola un poderoso símbolo de conexión entre los vivos y el mundo espiritual. La mariposa monarca, que tiene sus raíces en el folclore prehispánico, es portadora de las almas de los antepasados que regresan del más allá. Cada año, cuando las mariposas emprenden su notable migración desde Canadá y Estados Unidos hasta los bosques de gran altitud del centro de México, se las considera heraldos de los espíritus de los seres queridos fallecidos, que regresan a visitar a los vivos durante el Día de los Muertos. Esta migración anual, con su asombroso viaje de miles de kilómetros, se considera no solo un fenómeno natural, sino también un evento sagrado, profundamente entrelazado con el tejido cultural y espiritual de la región.
Durante siglos, las monarcas han servido como un profundo símbolo cultural, que representa la naturaleza cíclica de la vida y la muerte, y encarna la creencia de que la muerte no es un final, sino una transición a otro reino. En la cosmovisión indígena, el viaje de las mariposas es una expresión del flujo continuo entre los reinos de los vivos y los muertos, actuando como una manifestación tangible del regreso de los antepasados. Su delicada presencia en los bosques de México durante los meses de otoño e invierno se considera un recordatorio del vínculo eterno entre las generaciones y la continuidad de la vida a través de la muerte
La importancia de la mariposa monarca trasciende su papel como maravilla natural, convirtiéndose en una figura clave en rituales, ceremonias y expresiones artísticas en varias culturas indígenas de México. Está entretejida en la esencia misma de la identidad mexicana, reforzando la creencia espiritual de que el pasado nunca se va realmente, sino que siempre está presente en las vidas de quienes honran a sus antepasados. A través de las mariposas, la antigua reverencia por los muertos se renueva continuamente, y los espíritus de los antepasados son recordados y celebrados con reverencia y amor. Por lo tanto, la mariposa monarca no es simplemente un hermoso insecto migratorio, sino un mensajero sagrado, un emblema de transformación, continuidad e interconexión entre la vida y la muerte.
Indigenous forest communities in central Mexico have long held the monarch butterfly in deep reverence, seeing it as a powerful symbol of connection between the living and the spirit world. Rooted in pre-Hispanic folklore, the monarch butterfly is believed to carry the souls of ancestors returning from the afterlife. Each year, as the butterflies embark on their remarkable migration from Canada and the United States to the high-altitude forests of central Mexico, they are seen as harbingers of the spirits of departed loved ones, who are returning to visit the living during Día de los Muertos (Day of the Dead). This annual migration, with its awe-inspiring journey of thousands of miles, is seen not only as a natural phenomenon but also as a sacred event, deeply entwined with the cultural and spiritual fabric of the region.
For centuries, the monarchs have served as a profound cultural symbol, representing the cyclical nature of life and death, and embodying the belief that death is not an end, but a transition into another realm. In the indigenous worldview, the butterflies’ journey is an expression of the continuous flow between the realms of the living and the deceased, acting as a tangible manifestation of the ancestors’ return. Their delicate presence in the forests of Mexico during the fall and winter months is regarded as a reminder of the eternal bond between generations, and the continuity of life through death.
The monarch butterfly’s significance transcends its role as a natural wonder, becoming a key figure in rituals, ceremonies, and artistic expressions across various indigenous cultures in Mexico. It is woven into the very essence of Mexican identity, reinforcing the spiritual belief that the past is never truly gone, but always present in the lives of those who honor their ancestors. Through the butterflies, the ancient reverence for the dead is continually renewed, and the spirits of the ancestors are remembered and celebrated with reverence and love. Thus, the monarch butterfly is not merely a beautiful migratory insect, but a sacred messenger—an emblem of transformation, continuity, and the interconnectedness of life and death.
Esta pieza simboliza tanto la belleza como el renacimiento, y encapsulan la naturaleza cíclica de la vida y la muerte. La calavera, que a menudo representa a las almas de los difuntos, sirve como un conmovedor recordatorio de la naturaleza transitoria de la vida dentro del ciclo eterno de la existencia. En el folclore mexicano, la fundación del imperio azteca está íntimamente ligada a una visión divina: los dioses ordenaron a los aztecas que establecieran su ciudad en un lugar donde presenciaran un águila posada sobre un cactus, devorando una serpiente. Esta visión no solo marcaba el sitio de su capital, Tenochtitlán, sino que también simbolizaba los temas de la fuerza, la transformación y el equilibrio de fuerzas opuestas: los elementos.
This piece symbolizes both beauty and rebirth, encapsulating the cyclical nature of life and death. The skull, often a representation of departed souls, serves as a poignant reminder of life’s transient nature within the eternal cycle of existence. In Mexican folklore, the founding of the Aztec empire is intimately tied to a divine vision: the gods instructed the Aztecs to establish their city where they would witness an eagle perched upon a cactus, devouring a serpent. This vision not only marked the site for their capital, Tenochtitlán, but also symbolized the themes of strength, transformation, and the balance of opposing forces—elements.
Los aztecas veneraban profundamente al colibrí y reconocían en él la personificación de todas las cualidades necesarias para un guerrero valiente. Con su extraordinaria agilidad, velocidad y precisión, el colibrí representaba al guerrero ideal: veloz, decidido y capaz de sortear los desafíos con gracia y precisión. Estos atributos hicieron del ave un símbolo natural de Huitzilopochtli, el dios azteca de la guerra y el sol, que también era la deidad patrona del pueblo mexica. La conexión de Huitzilopochtli con el colibrí era tan significativa que se convirtió en el emblema central de su poder e influencia. El dios, que predijo un destino imperial para los aztecas, los guió en un largo y arduo viaje a través del paisaje mexicano en busca de su tierra prometida. El colibrí, como mensajero divino, simbolizaba tanto el viaje en sí como el triunfo final que alcanzarían los aztecas al establecer su gran imperio.
En el Puerto Vallarta actual, la conexión con estas aves sagradas todavía es palpable. En el Jardín Botánico de Vallarta, los visitantes tienen la rara oportunidad de alimentar a los colibríes locales con la mano, creando un vínculo vivo con el antiguo simbolismo de las aves. Rodeados de una exuberante flora tropical, los colibríes revolotean con gracia de flor en flor, sus plumas iridiscentes capturan la luz del sol en una danza hipnótica. Esta experiencia íntima no solo ofrece la oportunidad de presenciar la belleza y precisión de estas pequeñas criaturas, sino que también sirve como recordatorio del profundo significado cultural y espiritual que los aztecas le daban al colibrí como símbolo de guía divina, fuerza y cumplimiento del destino.
The Aztecs held the hummingbird in profound reverence, recognizing in it the embodiment of all the qualities necessary for a valiant warrior. With its extraordinary agility, speed, and precision, the hummingbird represented the ideal warrior—swift, determined, and able to navigate through challenges with grace and accuracy. These attributes made the bird a natural symbol for Huitzilopochtli, the Aztec god of war and the sun, who was also the patron deity of the Mexica people. Huitzilopochtli’s connection to the hummingbird was so significant that it became the central emblem of his power and influence. The god, who foretold an imperial destiny for the Aztecs, guided them on a long and arduous journey across the Mexican landscape in search of their promised land. The hummingbird, as a divine messenger, symbolized both the journey itself and the ultimate triumph the Aztecs would achieve in establishing their great empire.
In modern-day Puerto Vallarta, the connection to these sacred birds is still palpable. At the Vallarta Botanical Garden, visitors have the rare opportunity to feed local hummingbirds by hand, creating a living link to the ancient symbolism of the bird. Surrounded by lush tropical flora, the hummingbirds flutter gracefully from flower to flower, their iridescent feathers catching the sunlight in a mesmerizing dance. This intimate experience not only offers a chance to witness the beauty and precision of these tiny creatures but also serves as a reminder of the deep cultural and spiritual significance the Aztecs placed on the hummingbird as a symbol of divine guidance, strength, and the fulfillment of destiny.
El hibisco (Hibiscus sabdariffa, también conocido como sabara) tiene una importancia cultural significativa en México, donde es un símbolo de hospitalidad, calidez y celebración. Esta vibrante planta se usa comúnmente en la decoración de altares durante el Día de los Muertos, simbolizando la vida, el recuerdo y la conexión entre los vivos y los difuntos. Además, las flores se suelen presentar como obsequios en bodas y otras ocasiones alegres, lo que consolida aún más su asociación con la festividad y los vínculos comunitarios.
La planta de hibisco, junto con la bebida refrescante derivada de sus pétalos, fue introducida en México desde la isla caribeña de Jamaica, lo que se refleja en el nombre en español de la flor. Con el tiempo, el valor simbólico de la planta ha crecido, extendiéndose más allá de sus usos culinarios y medicinales para convertirse en una parte integral de las tradiciones culturales mexicanas. La bebida hecha de hibisco, comúnmente conocida como agua de jamaica, no solo es una bebida refrescante popular, sino también un símbolo del vibrante intercambio cultural entre México y el Caribe. Su presencia duradera en la vida mexicana resalta la riqueza de la mezcla cultural y el profundo significado de la naturaleza en la configuración de las costumbres y celebraciones locales.
Hibiscus (Hibiscus sabdariffa, also known as Sabara), holds significant cultural importance in Mexico, where it is emblematic of hospitality, warmth, and celebration. This vibrant plant is commonly used in the decoration of altars during Día de los Muertos (Day of the Dead), symbolizing life, remembrance, and the connection between the living and the departed. Additionally, the flowers are often presented as gifts at weddings and other joyous occasions, further cementing their association with festivity and communal bonding.
The hibiscus plant, along with the refreshing beverage derived from its petals, was introduced to Mexico from the Caribbean island of Jamaica, which is reflected in the Spanish name for the flower. Over time, the plant’s symbolic value has grown, extending beyond its culinary and medicinal uses to become an integral part of Mexican cultural traditions. The drink made from hibiscus, commonly known as agua de jamaica, is not only a popular refreshing beverage but also a symbol of the vibrant cultural exchange between Mexico and the Caribbean. Its enduring presence in Mexican life highlights the richness of cultural blending and the profound significance of nature in shaping local customs and celebrations.
Como muchas tradiciones en México, los alebrijes tienen su origen tanto en una leyenda cautivadora como en una figura notable: el artesano Pedro Linares. Se dice que Linares, un humilde coleccionista de cartón de profesión, enfermó gravemente en la Ciudad de México en 1936 y cayó en un sueño profundo del que emergió con una visión que daría forma para siempre al arte popular mexicano. En este estado onírico, Linares se encontró vagando por un bosque sereno, rodeado de árboles, rocas y animales. El paisaje era pacífico y sintió una abrumadora sensación de tranquilidad, libre de dolor o incomodidad. Sin embargo, a medida que se adentraba más en el bosque, el mundo sereno que lo rodeaba comenzó a transformarse en algo mucho más fantástico. Las rocas, las nubes y los animales se transformaron en criaturas extrañas e imposibles, cada una más extraordinaria que la anterior. Entre ellas había un burro con alas de mariposa, un gallo con cuernos de toro y un león con cabeza de águila. Estas criaturas, al unísono, gritaban repetidamente una sola palabra: “alebrijes”.
Al despertar, Linares se sintió obligado a recrear las vívidas criaturas de su sueño. Sus manos, impulsadas por un poderoso impulso, buscaron capturar estos seres fantásticos en forma tangible. Utilizando sus habilidades como artesano, comenzó a construir intrincadas figuras de colores brillantes que reflejaban los seres imposibles que había presenciado en su sueño. A través de su arte, Linares buscó no solo dar vida al sueño, sino inmortalizar los alebrijes en el mundo físico, conectándolos para siempre con el reino terrenal y preservando su esencia fantástica. El término alebrijes, nacido del coro de criaturas del sueño, vendría a simbolizar la fusión de lo espiritual y lo imaginativo, y las creaciones de Linares seguirían inspirando a generaciones de artistas.
Like many traditions in Mexico, alebrijes have their origins in both a captivating legend and a remarkable figure: the artisan Pedro Linares. A humble cardboard collector by trade, Linares is said to have fallen gravely ill in Mexico City in 1936, slipping into a deep sleep from which he would emerge with a vision that would forever shape Mexican folk art. In this dreamlike state, Linares found himself wandering through a serene forest, surrounded by trees, rocks, and animals. The landscape was peaceful, and he felt an overwhelming sense of tranquility, free from pain or discomfort. Yet, as he walked deeper into the forest, the serene world around him began to transform into something far more fantastical. The rocks, clouds, and animals morphed into bizarre and impossible creatures, each more extraordinary than the last. Among them were a donkey with butterfly wings, a rooster with bull horns, and a lion with the head of an eagle. These creatures, in unison, repeatedly shouted a single word: “alebrijes.”
Upon awakening, Linares felt compelled to recreate the vivid creatures from his dream. His hands, driven by a powerful urge, sought to capture these fantastical beings in tangible form. Using his skills as a craftsman, he began to construct intricate, brightly colored figures that mirrored the impossible beings he had witnessed in his sleep. Through his art, Linares sought not only to bring the dream to life but to immortalize the alebrijes in the physical world, forever connecting them to the earthly realm while preserving their fantastical essence. The term alebrijes, born from the chorus of the dream’s creatures, would come to symbolize the merging of the spiritual and the imaginative, and Linares’ creations would go on to inspire generations of artists.
El nagual es una figura poderosa y enigmática del folclore mesoamericano, profundamente arraigada en las prácticas espirituales y culturales de varios grupos indígenas, particularmente entre el pueblo nahua. El término nagual se refiere tanto a una criatura mítica como a un ser humano que se cree que posee la extraordinaria capacidad de transformarse en una forma animal, específicamente la de su contraparte tonal. En este contexto, tonal se refiere al concepto de un animal espiritual o protector personal, con el que se cree que cada individuo está conectado al nacer. Esta contraparte animal podría ser desde jaguares hasta pájaros, lobos y otras criaturas veneradas en las tradiciones mesoamericanas.
El nagualismo, el sistema de creencias que rodea a este poder de cambio de forma, sostiene que los humanos pueden acceder a una profunda percepción espiritual y energías ocultas al formar una conexión profunda y mística con su tonal. Se cree que al encarnar la esencia del animal, los individuos podrían acceder a una mayor comprensión del mundo natural y espiritual, obteniendo mayor fuerza, agilidad o sabiduría. Esta práctica se asociaba a menudo con chamanes, curanderos y líderes espirituales, a quienes se creía que podían trascender los límites de la forma humana para comunicarse con los dioses o navegar por el mundo espiritual.
En las civilizaciones mesoamericanas precolombinas, como los aztecas y los mayas, el concepto de nagual estaba ligado a la intrincada relación entre los humanos, los animales y lo divino. El nagual era a la vez un guía espiritual y un protector, que proporcionaba a las personas el poder de trascender sus limitaciones terrenales. Sin embargo, la capacidad de cambiar de forma no estaba exenta de riesgos. Se creía que el poder podía usarse indebidamente y que un nagual podía convertirse en una fuerza peligrosa si sus habilidades se corrompían.
El nagual sigue siendo un símbolo potente en las culturas indígenas contemporáneas, que encarna la creencia de que la conexión entre humanos y animales es fundamental para comprender el mundo y navegar por las complejidades de la vida, la muerte y el reino espiritual.
The nagual is a powerful and enigmatic figure in Mesoamerican folklore, deeply embedded in the spiritual and cultural practices of various indigenous groups, particularly among the Nahua people. The term nagual refers to both a mythical creature and a human being believed to possess the extraordinary ability to shapeshift into an animal form, specifically that of their tonal counterpart. In this context, tonal refers to the concept of a personal spirit animal or protector, which each individual is thought to be connected to at birth. This animal counterpart could range from jaguars to birds, wolves, and other creatures revered in Mesoamerican traditions.
Nagualism, the belief system surrounding this shapeshifting power, holds that humans can access profound spiritual insight and hidden energies by forming a deep, mystical connection with their tonal. It is thought that by embodying the essence of the animal, individuals could tap into a greater understanding of the natural and spiritual world, gaining enhanced strength, agility, or wisdom. This practice was often associated with shamans, healers, and spiritual leaders, who were believed to be able to transcend the boundaries of human form in order to communicate with the gods or navigate the spirit world.
In pre-Columbian Mesoamerican civilizations, such as the Aztec and Maya, the concept of the nagual was tied to the intricate relationship between humans, animals, and the divine. The nagual was both a spiritual guide and a protector, providing individuals with the power to transcend their earthly limitations. However, the ability to shapeshift was not without its risks. It was believed that the power could be misused, and a nagual could potentially become a dangerous force if its abilities were corrupted.
The nagual continues to be a potent symbol in contemporary indigenous cultures, embodying the belief that the human-animal connection is central to understanding the world and navigating the complexities of life, death, and the spirit realm.
El maíz tiene un significado profundamente arraigado en la cultura mexicana, que trasciende su papel como alimento básico. Es a la vez un elemento fundamental de la dieta mexicana y un símbolo perdurable de la historia, la identidad y la espiritualidad de la nación. La importancia del maíz para los mexicanos se puede entender a través de sus dimensiones históricas, culturales y culinarias. Para muchos mexicanos, el maíz representa una conexión con su ascendencia y la tierra. Simboliza la resiliencia, ya que las comunidades indígenas de México han seguido cultivando variedades nativas de maíz a pesar de las presiones de las prácticas agrícolas modernas y los mercados globales.
Corn holds a deeply rooted significance in Mexican culture, transcending its role as a staple food. It is both a foundational element of the Mexican diet and an enduring symbol of the nation’s history, identity, and spirituality. The importance of corn to Mexicans can be understood through its historical, cultural, and culinary dimensions. For many Mexicans, corn represents a connection to their ancestry and the land. It symbolizes resilience, as indigenous communities in Mexico have continued to cultivate native varieties of corn despite pressures from modern agricultural practices and global markets.
El gallo tiene un profundo significado simbólico en las culturas española y latinoamericana, donde representa una amplia gama de valores vinculados a la masculinidad, la virilidad y el coraje. Venerado como símbolo de fuerza y poder, el gallo encarna la valentía y la resiliencia, y es un orgulloso testimonio del espíritu perseverante de quienes enfrentan los desafíos de frente. En muchos sentidos, personifica las cualidades de un protector que defiende ferozmente su territorio y a sus seres queridos. Más allá de los atributos físicos, el gallo también simboliza un fuerte sentido de identidad cultural, que representa la rica herencia y las tradiciones de las comunidades españolas y latinoamericanas. Su canto, que a menudo se escucha al amanecer, se considera un llamado a la acción, un recordatorio de renovación y vigilancia, que refuerza los temas de liderazgo y fortaleza. El gallo trasciende el mero simbolismo animal y se convierte en una metáfora viviente del coraje, la resiliencia y la defensa de los propios valores, profundamente arraigada en la conciencia colectiva y las expresiones culturales de las regiones donde se lo aprecia.
The rooster holds deep symbolic significance in Spanish and Latin American cultures, where it represents a broad range of values tied to masculinity, virility, and courage. Revered as a symbol of strength and power, the gallo embodies bravery and resilience, standing as a proud testament to the enduring spirit of those who confront challenges head-on. In many ways, it personifies the qualities of a protector—fiercely defending its territory and those it holds dear. Beyond physical attributes, the rooster also symbolizes a strong sense of cultural identity, representing the rich heritage and traditions of Spanish and Latin American communities. Its crowing, often heard at dawn, is seen as a call to action, a reminder of renewal and vigilance, reinforcing themes of leadership and fortitude. The gallo transcends mere animal symbolism, becoming a living metaphor for courage, resilience, and the defense of one’s values, deeply embedded in the collective consciousness and cultural expressions of the regions where it is cherished.
Nuestra escalera presenta una representación de la corona de estilo barroco que adorna la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en el corazón de Puerto Vallarta. Esta imagen icónica de Nuestra Señora de Guadalupe tiene un profundo significado, no solo como figura central en la devoción católica, sino también como símbolo del empoderamiento y la liberación de la mujer mexicana. Con el tiempo, se la ha asociado estrechamente con la teología feminista, un movimiento que aboga por la igualdad entre hombres y mujeres y promueve la creación de paz y justicia dentro de los contextos religiosos. Como símbolo de la maternidad, la fuerza femenina y la justicia social, Nuestra Señora de Guadalupe ha sido adoptada por mujeres de todo México, América Latina y los Estados Unidos, inspirando a innumerables personas a luchar por la igualdad y el cambio social. Su influencia se extiende más allá de los círculos religiosos, incluso sirviendo como inspiración para la pieza central del logotipo de la cerveza Corona, un símbolo moderno de la cultura mexicana que resuena tanto a nivel local como internacional.
Our staircase features a representation of the baroque-style crown that adorns the Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe (Church of Our Lady of Guadalupe) in the heart of Puerto Vallarta. This iconic image of Our Lady of Guadalupe holds profound significance, not only as a central figure in Catholic devotion but also as a symbol of Mexican female empowerment and liberation. Over time, she has become closely associated with feminist theology, a movement that advocates for equality between men and women and promotes the creation of peace and justice within religious contexts. As a symbol of maternity, female strength, and social justice, Our Lady of Guadalupe has been embraced by women across Mexico, Latin America, and the United States, inspiring countless individuals to fight for equality and societal change. Her influence extends beyond religious circles, even serving as the inspiration for the centerpiece of the Corona Beer logo, a modern symbol of Mexican culture that resonates both locally and internationally.
En la religión azteca, el jaguar no era simplemente un animal, sino el poderoso espíritu acompañante del dios Tezcatlipoca, una de las principales deidades de la cosmología azteca. Conocido por su invisibilidad y omnipotencia, Tezcatlipoca era un dios de la paradoja, capaz de traer prosperidad y destrucción. Tenía dominio sobre varios aspectos de la vida, incluida la noche, la tierra, la obsidiana, los guerreros y los jaguares. Cuando Tezcatlipoca se manifestaba como jaguar, se lo conocía como Tepeyollotl, el “Corazón de la Montaña”, que simbolizaba tanto su feroz fuerza como su conexión con las fuerzas primarias de la naturaleza.
En el México contemporáneo, el legado del jaguar persiste en la Danza de los Tecuanes, una actuación tradicional que narra la historia de un jaguar devorador de hombres, o Tecuán, que aterroriza a las aldeas locales al atacar a los animales domésticos. Los habitantes del pueblo, desesperados por proteger su sustento, invocan al Señor de la Montaña en busca de ayuda. Con su intervención y gracias al esfuerzo colectivo, el jaguar es finalmente derrotado. Los habitantes del pueblo celebran su victoria con un vibrante festival, inmortalizando la historia a través de la danza. Este ritual, que todavía se realiza en la actualidad, no solo rinde homenaje a la influencia perdurable del jaguar en el folclore mexicano, sino que también refleja la profunda reverencia cultural por la naturaleza y las tradiciones ancestrales.
In Aztec religion, the jaguar was not merely an animal but the powerful spirit companion of the god Tezcatlipoca, one of the principal deities in Aztec cosmology. Known for his invisibility and omnipotence, Tezcatlipoca was a god of paradox—capable of bringing both prosperity and destruction. He held dominion over various aspects of life, including the night, the earth, obsidian, warriors, and jaguars. When Tezcatlipoca manifested as a jaguar, he was referred to as Tepeyollotl, the “Heart of the Mountain,” symbolizing both his fierce strength and his connection to the primal forces of nature.
In contemporary Mexico, the legacy of the jaguar persists in the Danza de Los Tecuanes (Dance of the Jaguar), a traditional performance that narrates the tale of a man-eating jaguar, or Tecuán, which terrorizes local villages by preying on domestic animals. The townspeople, desperate to protect their livelihood, call upon the Lord of the Mountain for aid. With his intervention, and through collective effort, the jaguar is eventually defeated. The villagers celebrate their victory with a vibrant festival, immortalizing the story through dance. This ritual, still performed today, not only honors the enduring influence of the jaguar in Mexican folklore but also reflects the deep cultural reverence for both nature and ancestral traditions.
El Faro de Matamoros, una estructura deshabitada pero de gran importancia histórica, se yergue orgullosamente a lo largo de la calle Matamoros en la Colonia Centro, en el extremo norte de la plaza principal del Malecón de Puerto Vallarta. Sirviendo como faro para marineros y viajeros por igual, el faro fue diseñado por el reconocido arquitecto Roberto Alcázar e inaugurado oficialmente el 15 de agosto de 1932. Durante décadas, guió a los barcos a lo largo de la costa del Pacífico, ofreciendo una sensación de seguridad y dirección a quienes navegaban por las aguas. Sin embargo, después de cesar sus operaciones en junio de 1978, el faro se convirtió en un símbolo de la rica historia marítima de la ciudad. Su retiro no disminuyó su importancia, y posteriormente fue designado como un hito histórico, asegurando su preservación para las generaciones futuras. Hoy, el Faro de Matamoros se yergue no solo como un monumento al pasado de Puerto Vallarta, sino también como un punto de orgullo cultural. Sirve como un recordatorio del crecimiento de la ciudad desde un tranquilo pueblo de pescadores hasta el bullicioso destino costero que es hoy, al mismo tiempo que ofrece a los visitantes la oportunidad de reflexionar sobre el patrimonio marítimo que alguna vez definió la región.
Matamoros Lighthouse, a defunct yet historically significant structure, stands proudly along Matamoros Street in Colonia Centro, at the northern end of the main Malecon plaza in Puerto Vallarta. Serving as a beacon for sailors and travelers alike, the lighthouse was designed by renowned architect Roberto Alcazar and officially inaugurated on August 15, 1932. For decades, it guided ships along the Pacific coast, offering a sense of security and direction to those navigating the waters. However, after ceasing operations in June 1978, the lighthouse transitioned into a symbol of the town’s rich maritime history. Its retirement did not diminish its importance, and it was subsequently designated as a historic landmark, ensuring its preservation for future generations. Today, Matamoros Lighthouse stands not only as a monument to Puerto Vallarta’s past but also as a point of cultural pride. It serves as a reminder of the town’s growth from a quiet fishing village into the bustling coastal destination it is today, while also offering visitors a chance to reflect on the maritime heritage that once defined the region.
Las flores de cempasúchil tienen un profundo significado cultural y espiritual en las tradiciones mexicanas, particularmente durante el Día de los Muertos. La flor de cempasúchil es originaria de México, su nombre proviene del náhuatl “Cempohualxochitl” que significa “veinte flores” o “varias flores”. Conocidas por sus vibrantes tonos naranjas y amarillos, las flores de cempasúchil suelen denominarse las “flores de los muertos”, ya que se cree que guían a los espíritus de los seres queridos de regreso al mundo de los vivos con sus pétalos brillantes y aromáticos. En la cultura mexicana, la flor de cempasúchil simboliza la fragilidad de la vida, así como el ciclo de la vida y la muerte. Su color vivo representa el calor del sol y la energía de la vida, mientras que su conexión con el más allá evoca el recuerdo y la reverencia por los antepasados. Las flores de cempasúchil se utilizan comúnmente para adornar altares, decorar tumbas y crear ofrendas vibrantes durante el Día de los Muertos, donde se colocan junto a velas, fotografías y comidas favoritas de los difuntos. Más allá de la festividad, las flores de cempasúchil también representan la belleza, la resiliencia y el homenaje a la propia herencia, reforzando la creencia mexicana de mantener una conexión con el pasado mientras se celebra la vida en el presente.
Marigolds hold deep cultural and spiritual significance in Mexican traditions, particularly during Día de los Muertos (Day of the Dead). The marigold is native to Mexico, its name comes from the Nahuatl “Cempohualxochitl” which means “twenty flowers” or “several flowers”. Known for their vibrant orange and yellow hues, marigolds are often referred to as the “flowers of the dead,” believed to guide the spirits of loved ones back to the world of the living with their bright, aromatic petals. In Mexican culture, the marigold symbolizes the fragility of life, as well as the cycle of life and death. Its vivid color represents the warmth of the sun and the energy of life, while its connection to the afterlife evokes remembrance and reverence for ancestors. Marigolds are commonly used to adorn altars, decorate tombs, and create vibrant offerings during Día de los Muertos, where they are placed alongside candles, photographs, and favorite foods of the departed. Beyond the holiday, marigolds also represent beauty, resilience, and the honoring of one’s heritage, reinforcing the Mexican belief in maintaining a connection with the past while celebrating life in the present.
Las manta rayas, que a menudo simbolizan paciencia, adaptabilidad y perspicacia, ocupan un lugar venerado tanto en el mundo natural como en la cultura mexicana. Estas gráciles criaturas, con sus majestuosas envergaduras y serenos movimientos de planeo, suelen considerarse guardianas del mar, que encarnan una profunda conexión con la inmensidad y el misterio del océano. En el simbolismo mexicano, las mantarrayas son vistas como seres poderosos, sus movimientos evocan fuerza y resiliencia. Su capacidad para navegar por las aguas con tanta fluidez y facilidad refleja las virtudes de la adaptabilidad y la calma frente a los desafíos de la vida. Más allá de su gracia física, las mantarrayas también se asocian con la sabiduría, y ofrecen un recordatorio para abordar la vida con perspicacia y equilibrio. Como protectoras del entorno marino, simbolizan no solo la fuerza del océano en sí, sino también la importancia de la armonía y el respeto por la naturaleza. Su presencia en la cultura mexicana sirve como una poderosa representación del equilibrio entre el poder, la protección y la fuerza silenciosa que se puede encontrar en la paciencia y la perseverancia.
Often symbolizing patience, adaptability, and insight, manta rays hold a revered place in both the natural world and in Mexican culture. These graceful creatures, with their majestic wingspans and serene gliding movements, are frequently regarded as guardians of the sea, embodying a deep connection to the ocean’s vastness and mystery. In Mexican symbolism, manta rays are seen as powerful beings, their movements evoking strength and resilience. Their ability to navigate the waters with such fluidity and ease reflects the virtues of adaptability and calm in the face of life’s challenges. Beyond their physical grace, manta rays are also associated with wisdom, offering a reminder to approach life with insight and balance. As protectors of the marine environment, they symbolize not only the strength of the ocean itself but also the importance of harmony and respect for nature. Their presence in Mexican culture serves as a powerful representation of the balance between power, protection, and the quiet strength that can be found in patience and perseverance.
El Niño sobre el Caballito de Mar, comúnmente conocido como El Caballito, es una sorprendente escultura del artista Rafael Zamarripa. Esta icónica obra tiene dos versiones que se exhiben de manera destacada en Puerto Vallarta: una a lo largo del Malecón en el Centro y la otra en la Playa de los Muertos en la Zona Romántica. Sin embargo, la escultura original tuvo un destino desafortunado cuando se perdió en el mar durante una tormenta en 1976. Su reemplazo, una versión más grande, ahora adorna el Malecón, cautivando a los visitantes con su belleza y simbolismo. Sorprendentemente, la escultura original finalmente se recuperó de las profundidades y se restauró en su lugar legítimo en el extremo sur de la Playa Los Muertos, donde continúa en pie como testimonio tanto de la resiliencia del arte como del espíritu perdurable del patrimonio costero de Puerto Vallarta.
El Niño sobre el Caballito de Mar” (The Boy on the Seahorse), commonly referred to as El Caballito, is a striking sculpture by the artist Rafael Zamarripa. This iconic work has two versions prominently displayed in Puerto Vallarta—one along the Malecón in Centro and the other at Playa de los Muertos in the Zona Romántica. The original sculpture, however, met an unfortunate fate when it was lost at sea during a storm in 1976. Its replacement, a larger iteration, now graces the Malecón, captivating visitors with its beauty and symbolism. Remarkably, the original sculpture was eventually recovered from the depths and restored to its rightful place at the southern end of Los Muertos Beach, where it continues to stand as a testament to both the resilience of art and the enduring spirit of Puerto Vallarta’s coastal heritage.
Hace cientos de años, el pueblo nahua, un grupo indígena de América Latina, consideraba al xoloitzcuintle, un perro sin pelo, una criatura sagrada con un profundo significado espiritual. Se creía que poseía la capacidad única de guiar a su amo fallecido a través del inframundo, y que el xoloitzcuintle era visto como un protector y un guía espiritual. Según la creencia nahua, la presencia del perro era esencial para navegar el peligroso viaje al Mictlán, el inframundo, asegurando que el alma del difunto pudiera cruzar a salvo al más allá. Venerado por su lealtad y sus cualidades místicas, el xoloitzcuintle simbolizaba el vínculo entre los vivos y los muertos, encarnando el delicado equilibrio entre los mundos material y espiritual. Su papel como guía espiritual era tan importante que a menudo se lo representaba en el arte y los rituales, lo que solidificó su lugar como parte venerada e integral de la cosmología nahua.
Hundreds of years ago, the Nahua people, an Indigenous group from Latin America, regarded the Xoloitzcuintle, a distinctive hairless dog, as a sacred creature with profound spiritual significance. Believed to possess the unique ability to guide its deceased master through the underworld, the Xoloitzcuintle was seen as both a protector and a spiritual guide. According to Nahua belief, the dog’s presence was essential for navigating the perilous journey to Mictlán, the underworld, ensuring that the soul of the departed could cross safely to the afterlife. Revered for its loyalty and mystical qualities, the Xoloitzcuintle symbolized the bond between the living and the dead, embodying the delicate balance between the material and spiritual worlds. Its role as a spiritual guide was so important that it was often depicted in art and rituals, solidifying its place as a revered and integral part of Nahua cosmology.
In Aztec mythology, Cipactli is a fearsome and insatiable sea creature, a monstrous blend of crocodile and fish. Always ravenous, this mythical beast has mouths at each of the joints connecting its 18 segmented bodies, a detail that underscores its unquenchable hunger. According to legend, the god Tezcatlipoca sacrificed one of his feet, using it as bait to lure Cipactli—a pivotal moment that led to the creation of the earth from the creature’s remains. This tale highlights both the creature’s fearsome nature and the gods’ willingness to make great sacrifices for the world’s formation. Today, the spirit of Cipactli seems to live on in the crocodiles that lounge along the Rio Cuale, where they bask in the sun, much like the ancient monster, ever watchful and ever present.
Hundreds of years ago, the Nahua people, an Indigenous group from Latin America, regarded the Xoloitzcuintle, a distinctive hairless dog, as a sacred creature with profound spiritual significance. Believed to possess the unique ability to guide its deceased master through the underworld, the Xoloitzcuintle was seen as both a protector and a spiritual guide. According to Nahua belief, the dog’s presence was essential for navigating the perilous journey to Mictlán, the underworld, ensuring that the soul of the departed could cross safely to the afterlife. Revered for its loyalty and mystical qualities, the Xoloitzcuintle symbolized the bond between the living and the dead, embodying the delicate balance between the material and spiritual worlds. Its role as a spiritual guide was so important that it was often depicted in art and rituals, solidifying its place as a revered and integral part of Nahua cosmology.
One of Danyol’s favorite experiences in Puerto Vallarta is standing in the rain, feeling the downpour soak you to the core. In Mexico, otters are symbolically tied to the Aztec ruler Ahuitzotl, whose name translates to ‘Water Thorny.’ There’s something almost mystical about being out in a storm here. So, when the rain comes, step outside—you may just find yourself immersed in the spectacular beauty of nature.
Hundreds of years ago, the Nahua people, an Indigenous group from Latin America, regarded the Xoloitzcuintle, a distinctive hairless dog, as a sacred creature with profound spiritual significance. Believed to possess the unique ability to guide its deceased master through the underworld, the Xoloitzcuintle was seen as both a protector and a spiritual guide. According to Nahua belief, the dog’s presence was essential for navigating the perilous journey to Mictlán, the underworld, ensuring that the soul of the departed could cross safely to the afterlife. Revered for its loyalty and mystical qualities, the Xoloitzcuintle symbolized the bond between the living and the dead, embodying the delicate balance between the material and spiritual worlds. Its role as a spiritual guide was so important that it was often depicted in art and rituals, solidifying its place as a revered and integral part of Nahua cosmology.
La resiliencia de la vida suele revelarse más profundamente después de la muerte, cuando la naturaleza transforma los finales en nuevos comienzos. Esta maceta con forma de calavera, símbolo de mortalidad y fugacidad, de cuya forma hueca emerge una flor vibrante, testimonio de renovación. Esta yuxtaposición habla de los ciclos de la vida: incluso de lo que parece inerte, la belleza y la vitalidad pueden florecer. La flor, que crece desde el interior de la calavera, nos recuerda que la decadencia da paso al crecimiento y que cada final puede llevar las semillas de algo nuevo, esperanzador y vivo.
Life’s resilience often reveals itself most profoundly after death, as nature transforms endings into new beginnings. This skull-shaped flower pot, a symbol of mortality and transience, yet from its hollowed form emerges a vibrant bloom—a testament to renewal. This juxtaposition speaks to the cycles of life: even from what appears lifeless, beauty and vitality can flourish. The flower, thriving from within the skull, reminds us that decay gives way to growth, and that every ending may carry the seeds of something new, hopeful, and alive.
Puerto Vallarta ofrece lugares increíbles para presenciar su vibrante vida marina. ¡Aventúrate a Los Arcos, Las Caletas, las Islas Marietas, Majahuitas, Yelapa o Pizota, donde podrás sumergirte en el océano y nadar entre las abundantes criaturas marinas!
Puerto Vallarta offers incredible spots to witness its vibrant marine life. Venture out to Los Arcos, Las Caletas, the Marietas Islands, Majahuitas, Yelapa, or Pizota, where you can immerse yourself in the ocean and swim among the abundant sea creatures!
El término Lelé, derivado de la lengua otomí, se traduce como “bebé”, lo que significa que la verdadera esencia de esta artesanía es una muñeca bebé. Distintiva por sus largas trenzas, adornadas con coronas y lazos en tonos vibrantes, la muñeca también muestra un atuendo tradicional, que refleja la ropa que usaban sus creadores, el pueblo indígena otomí o hñañu de México.
Esta encantadora y colorida muñeca tiene su origen en el Pueblo Mágico de Amealco, un municipio de Querétaro, donde fue elaborada por artesanos de las comunidades de Santiago de Mexquititlán y San Ildefonso Tultepec. Transmitida de generación en generación, esta tradición artesanal continúa prosperando, preservando un rico legado cultural que es tanto un testimonio de la habilidad de los artesanos como de la herencia perdurable del pueblo otomí.
The term Lelé, derived from the Otomí language, translates to “baby,” signifying that the true essence of this craft is a baby doll (muñeca). Distinctive for its long braids, adorned with crowns and ties in vibrant hues, the doll also showcases traditional attire, which mirrors the clothing worn by its creators—the indigenous Otomí, or Hñañu, people of Mexico.
This charming and colorful doll originated in the Pueblo Mágico of Amealco, a municipality in Querétaro, where it was crafted by artisans from the communities of Santiago de Mexquititlán and San Ildefonso Tultepec. Passed down through generations, this artisanal tradition continues to thrive, preserving a rich cultural legacy that is both a testament to the skill of the artisans and to the enduring heritage of the Otomí people.
Los esqueletos, especialmente en el contexto del Día de los Muertos, nos recuerdan la fragilidad de la vida y la inevitabilidad de la muerte como parte del ciclo humano. No solo sirven como símbolo de la mortalidad, sino también como una celebración de los que han fallecido. En lugar de centrarnos en lo que nos espera, el Día de los Muertos nos anima a recordar y honrar lo que hemos hecho en la vida. Los esqueletos vibrantes y coloridos, adornados con flores y ofrendas, representan la descomposición del cuerpo con el tiempo después de la muerte, pero también significan el espíritu perdurable de nuestros seres queridos. Aunque las imágenes pueden parecer morbosas a primera vista, sirven como una forma de comprender mejor nuestra mortalidad, ayudándonos a afrontar el dolor y a apreciar los recuerdos de quienes nos precedieron.
Skeletons, especially in the context of Día de los Muertos, remind us of life’s fragility and the inevitability of death as part of the human cycle. They serve not only as a symbol of mortality but also as a celebration of those who have passed. Rather than focusing on what lies ahead, Día de los Muertos encourages us to remember and honor what we have done in life. The vibrant, colorful skeletons, adorned with flowers and offerings, represent the decay of the body over time after death, yet they also signify the enduring spirit of our loved ones. Though the imagery may seem morbid at first glance, it serves as a way to better understand our mortality, helping us cope with grief and cherish the memories of those who came before us.
Dormirse bajo una palmera es la manera perfecta de comenzar tu viaje a México. Con la cálida brisa y el sonido rítmico de las olas del mar, puedes sentir una profunda sensación de seguridad, dejar atrás las preocupaciones cotidianas y entregarte al descanso, incluso en el corazón de la naturaleza. Aquí, es como si el mundo mismo fuera tu santuario. Al igual que un gentil zorro fénec dormitando bajo una orquídea Cymbidium, puedes relajarte por completo, dejándote llevar al aire libre, acunado por la energía pacífica de este hermoso lugar.
Falling asleep beneath a palm tree is the perfect way to start your journey in Mexico. With the warm breeze and the rhythmic sound of the ocean waves, you can feel a profound sense of safety, letting go of everyday cares and surrendering to rest—even in the heart of nature. Here, it’s as if the world itself is your sanctuary. Just like a gentle Fennec fox dozing under a Cymbidium orchid, you can relax completely, drifting off in the open air, cradled by the peaceful energy of this beautiful place.
La narración de historias puede adoptar muchas formas. La abuela mexicana de Danyol transmitió historias a sus nietos estadounidenses a través de la artesanía y el arte popular. Mientras teje colores y figuras en un lienzo en su nuevo hogar en México, reflexiona sobre su narración visual y el impacto que tiene en su arte. El acolchado jugó un papel muy importante en la primera infancia de Danyol. Su abuela creaba hermosas colchas abstractas para su familia con telas domésticas, reutilizadas y readaptadas. Un vestido de fiesta se convertía en faldas, pantalones o mantas. Esta narración intergeneracional a través del bordado fue muy formativa para su práctica, incluso después de su fallecimiento hace tantos años. Ahora está contando su propia historia de inmigración (regresando a México desde San Francisco) a través de esta serie. Mientras teje colores y formas para contar su propia historia, continúa la historia de su familia y usa lo que aprendió de su abuela. Si bien muchas personas queer han comenzado a formar familias, muchas más asumieron sus roles de tías y tíos, invirtiendo en sus familias extendidas y en su comunidad. De hecho, la mayoría de las personas, como el artista, nunca tendrán hijos y se perderán esta práctica aparentemente sencilla de contar historias entre generaciones. Estos murales son su intento de transmitir sus historias de manera que se hagan eco de las generaciones anteriores. Su viaje, una extensión de la historia de su familia, da forma a los patrones de sus pinturas de la misma manera que su abuela unía colchas con retazos del viaje de su familia. Las historias de su vida como persona queer y como mexicano-estadounidense que se mudó a México vivirán en esta colección, contribuyendo a la narrativa más amplia de las tradiciones y culturas queer en sus comunidades.
Storytelling can take on many forms. Danyol’s Mexican Grandmother passed down stories to her American grandchildren through craft and folk art. As he weaves together colors and figures on a canvas in his new home in Mexico, he reflects on her visual storytelling, and the impact it has on his art. Quilting played a very important role in Danyol’s early childhood. His grandmother would create beautiful, abstract quilts for his family out of household fabrics, reused and repurposed. A prom dress became skirts, pants, or blankets. This intergenerational storytelling through stitchwork was very formative to his practice, even after her passing all those years ago. Now he is telling his own immigration story — moving back to Mexico from San Francisco — through this series. As he stitches together color and form to tell his own story, he continues the history of his family and uses what he learned from his grandmother.While many queer people have started to raise families, many more embraced their roles as Aunts and Uncles, investing in their extended families and in their community. Indeed, the majority — like the artist — will never have children, and will miss out on this seemingly effortless practice of intergenerational storytelling. These murals are his attempt to pass down his stories in ways that echo previous generations. His journey — an extension of his family history — informs the patterns of his paintings much the same way that his grandmother pieced together quilts from pieces of her family’s journey. The stories of his life as a queer person and as anMexican-American moving to Mexico will live on in this collection, contributing to the larger narrative of queer traditions and cultures in his communities.
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